Deuda externa: 45.000 millones la dictadura y 45.000 de Macri/FMI. Entre 1976 y 1983, el régimen dictatorial multiplicó por cinco veces y media lo que se debía antes. En solo un año, el macrismo endeudó a la Nación por una cifra casi idéntica ante el Fondo Monetario. Y es solo una sexta parte del total que dejó Macri. El Parlamento debate ahora la ley de “sostenibilidad” de la deuda. Por Miguel Croceri
La deuda externa es una de las cargas más pesadas de la economía argentina y uno de los límites más fuertes a su desarrollo autónomo. Es, también, un modo de sujeción al capitalismo financiero global”. Estos conceptos forman parte de una síntesis del libro “Historia de la deuda externa argentina. De Martínez de Hoz a Macri”, escrito por la doctora en Economía Noemí Brenta y publicado en 2019.
La síntesis continúa. “(La historia narrada en el texto) comienza con la dictadura-cívico militar, primer intento por imponer el modelo neoliberal y punto de partida del ‘problema de la deuda’ tal como lo conocemos hoy, y analiza los gobiernos de Alfonsín, Menem y De la Rúa, durante los cuales el sobreendeudamiento fue cercando progresivamente a la democracia hasta estallar con la crisis de 2001 y el default”.
Posteriormente, “la renegociación emprendida por el primer gobierno kirchnerista, que incluyó la quita más grande de la historia, supuso un quiebre en esta tendencia y, por primera vez desde 1976, desplazó a la deuda del centro de las preocupaciones económicas”.
“Sin embargo, la llegada al poder de Mauricio Macri, la apurada negociación con los fondos buitre y el festival de bonos desplegado desde el inicio de su gestión, seguido por el acuerdo con el FMI, marcaron el comienzo de un nuevo ciclo de endeudamiento, con su conocida contracara: bicicleta financiera, desindustrialización, pactos opacos con los acreedores y fuga de capitales”, expresa la síntesis del contenido.
(El libro de Brenta fue publicado por la editorial Capital Intelectual. Se accede al resumen del texto, con referencias a la autora y posibilidad de adquisición on line de la obra, en la biblioteca digital de Le Monde Diplomatique).
Los conceptos transcriptos en los párrafos anteriores sitúan con toda claridad y en pocas palabras -y a partir de la investigación de una especialista- el drama económico más grande enfrentado por Argentina en las últimas cuatro décadas y media, de donde logró salir durante el kirchnerismo pero en el cual la derecha volvió a hundirlo.
En 1976, al perpetrarse el asalto militar-cívico contra las instituciones de la República que dio comienzo a la dictadura genocida, la deuda externa era de 8.200 millones de dólares. Pero siete años y medio después, cuando a fines de 1983 empezó la etapa democrática, el monto se había multiplicado por cinco veces y media. Llegaba a los 45.000 millones de dólares.
(En la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires funciona el Museo de la Deuda Externa Argentina. En su página web oficial, entre múltiples materiales de texto y audiovisuales con extraordinario valor formativo, puede leerse una reseña muy breve del endeudamiento durante la dictadura. Posteo del 20/03/18).
Pero aquello de los 45.000 millones de la dictadura “no es nada” (dicho esto con deliberada ironía). Mauricio Macri, solo en un año, endeudó al país con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por una cifra casi exactamente igual: por 44.500 millones de dólares.
Más todo el resto de la deuda -incluidos los delirantes compromisos para pagar durante 100 años- que dejó su gobierno con otras instituciones financieras internacionales (Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, etc.) y con acreedores privados (bancos en general, compañias financieras, fondos de inversión, etc.).
Pacto Macri-FMI
Cero dólar. Cero. Eso era lo que debía Argentina al FMI cuando en diciembre de 2015 las oligarquías -con caras y modales nuevos- volvieron a controlar el gobierno de la Nación, esta vez luego de un triunfo electoral y no mediante dictaduras-. A fines de 2005 el presidente Néstor Kirchner había pagado toda la deuda con esa institución, y de ese modo el país se sacó de encima a un factor de poder extranjero que durante tres décadas (desde la dictadura) dominó a la economía y a toda la vida social y política de la Nación
Así fue hasta que, a mediados de 2018, el pacto Macri/FMI estableció que el Fondo entregaría al gobierno 50.000 millones de dólares. Pero la debacle financiera del país continuó y la cifra fue ampliada a 57.000 millones. Los desembolsos se hicieron por partes, en “cuotas”, mientras al mismo tiempo nuestra Patria marchaba rumbo a la ruina.
Macri no alcanzó a recibir el total. La última entrega fue justo a mitad de 2019, a principios de julio, cuando faltaba un mes para las elecciones PASO (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias). El Fondo depositó esa vez una cuota de 5.400 millones (La información puede recuperarse en una crónica del portal Política Argentina. Nota del 12/07/19).
Posteriormente, los sucesos políticos frenaron la bola de nieve del endeudamiento infinito del macrismo. En las PASO del domingo 11 de agosto los planes de continuidad del oficialismo fueron aplastados por el voto ciudadano. Al día siguiente la timba capitalista financiera perpetró un nuevo ataque contra la moneda argentina, consentido por Macri y por el Banco Central, para echarle la culpa a las/los votantes del Frente de Todos.
En solo una jornada, el lunes 12 de agosto, el dólar se disparó de 46 pesos a 60. A fines de 2015 el kirchnerismo lo había dejado en 9,50 pesos. (Aquel lunes, la edición en castellano del portal de noticias británico BBC/Mundo informó sobre lo ocurrido en la jornada, con un cuadro de la devaluación del peso en los últimos años. Nota del 12/08/19).
En ese contexto se vivieron las largas semanas (once, en total) hasta las elecciones generales del 27 de octubre, con la población sufriendo los efectos de descalabros financieros que derivan en más aumentos de precios, más parálisis de la producción, más desocupación, más pérdida del valor de los sueldos frente a la inflación, más dramas para las familias.
Después de su derrota en las PASO, a Macri ya no le prestó más nadie. La interminable transición pudo realizarse gracias el esfuerzo democrático de las fuerzas políticas y sociales opositoras, y así se logró llegar trabajosamente hasta el 10 de diciembre, cuando vencieron los mandatos constitucionales del presidente y vice de la Nación, gobernadores/as, legisladores/as, intendentes/as, etc.
Al terminar noviembre, poco antes de asumir, Alberto Fernández anunció que no pediría los 11.000 millones de dólares que el FMI había acordado con el macrismo pero no llegó a entregar. “Hay un punto donde vos decís: ‘¿Tengo un problemón y voy a pedir 11.000 millones más?’. Yo lo que quiero es dejar de pedir y que me dejan pagar”, aclaró el entonces presidente electo, cuando faltaban algo más de 10 días para iniciar su mandato. Y agregó: “La primera regla que tenemos que seguir, es dejar de pedir dinero”. (En una crónica del diario La Nación se accede a un resumen de sus conceptos. Nota del 27/11/19).
“Sostenibilidad” de la deuda
Finalmente, la deuda externa surgida del pacto Macri/FMI quedó “clavada” en 44.500 millones de dólares. En solo un año, desde mediados de 2018 a mediados de 2019. Cifra casi idéntica a la que cargó sobre las espaldas del pueblo la dictadura genocida, luego de siete años y medio de usurpar el poder mediante el terrorismo de Estado.
Y ese empréstito con el Fondo es, solamente, una sexta o séptima parte del endeudamiento total heredado de los cuatro años del régimen de derecha. Justamente en estos días comenzó un debate parlamentario decisivo que tal vez permitirá conocer cifras actualizadas.
Como aproximación, pueden tomarse los datos del Indec (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) difundidos a comienzos de octubre pasado. El informe situaba la deuda externa del país en casi 284.000 millones de dólares. Significaba un aumento del 72 por ciento respecto de diciembre de 2015, cuando concluyó al gobierno kirchnerista. (El diario BAE-Negocios publicó esa vez un detalle basado en las cifras oficiales. Nota del 09/10/19).
Más allá de los números precisos, la deuda es insostenible. Quiere decir que es imposible cumplir con su pago, además de ser aberrante e inmoral. El presidente Fernández, con la conducción del joven y audaz ministro de Economía Martín Guzmán, está encarando negociaciones de trascendencia histórica.
La gravedad de los problemas heredados y la complejidad de las acciones para solucionarlos, ha llevado al gobierno a buscar apoyo parlamentario con leyes de nombre interminable. La primera que elevó al Congreso -aprobada en diciembre a pesar del sabotaje de Juntos por el Cambio (JpC) en la Cámara de Diputados- se llamó “ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública”.
Ahora propuso al Parlamento la “ley de Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Pública Externa”, con la cual procurar conseguir mayor legitimidad institucional y política para negociar con el FMI y los demás acreedores.
Más allá de los nombres de las leyes -que no son lo importante-, la necesidad urgente del país es crear de las condiciones básicas indispensables para renegociar una deuda externa impagable. Que a su vez es condición necesaria para abordar la misión histórica de reconstruir económica y socialmente a una Nación que fue devastada.
Fuente: Va con Firma
Los conceptos vertidos en los artículos publicados, no reflejan necesariamente la línea editorial del Colectivo Adalquí. Sin embargo, consideramos importante que se conozcan porque contribuyen a tener una visión integral de los temas abordados.